RUMBO A SANTIAGO.

Javier Millán, autor de este libro, lo escribe en su recorrido hecho antes del boom del Camino, y nos sorprende porque este inquieto y documentado periodista se aleja de lo que ha sido durante toda su vida su profesión como crítico de arte y crítico taurino. Por aquello de la investigación a la que nos tiene acostumbrados, en esta breve narración, busca y rebusca curiosidades e historias relacionadas con la ruta jacobea y alguna que otra leyenda de las que se refieren a Carlomagno, como la que cuenta cómo un príncipe navarro llamado Furré retó a combate nada más y nada menos que al mismísimo Carlomagno que había acampado en Puente la Reina. Y nos narra que cuando estaban preparados los ejércitos el emperador Carlomagno pidió a Dios que, puesto que él y sus soldados eran cristianos le revelara cuántos de éstos iban a morir en combate. Y fue entonces cuando sobre las cabezas de 150 de sus guerreros pareció una cruz en rojo y el emperador mandó que los marcados por esta señal divina no entrasen en combate y permaneciesen en la tienda real con lo cual se salvaron momentáneamente los cristianos, ya que a  la vuelta de la batalla halló en su tienda muertos a los que había querido proteger y con ello se vino a demostrar que los designios de Dios no se pueden torcer.