DE RONCESVALLES A COMPOSTELA.

El autor es un veterano en estas lides de los libros de viaje, que ya recorrió en “Caminos de la Mancha” y “El Camino de la Plata”. Desde siempre ha estado vinculado a pequeñas editoriales que le han ofrecido la posibilidad de editar libros como el que ahora protagoniza, escrito en los albores del año Santiago de 1975 por encargo del maestro en este género literario como fue Camino José Cela, para la entonces recién nacida editorial Alfaguara. Pese a los años trascurridos, el libro mantiene su vigencia, tanto por el rigor narrativo como por la desenfadad amenidad y el riguroso soporte histórico. Más de mil kilómetros a pie siguiendo piedra a piedra el itinerario marcado por las huellas fervorar de otros tiempos, pues no el balde se dice que la Vía Láctea se formó en el firmamento merced al polvo levantado por los pies de los peregrinos del Camino de Santiago en las Tierra. El libro nos invita a profundizar en el arte, la historia, los monumentos, así como en capítulos curioso y jugosos que tratan de la gastronomía, el folclore, las tradiciones y las leyendas que va salpicando con multitud de personajes reales, la mayoría de ellos pintorescos y atípicos, todo ello descrito con el desgarro del que se siente a la vez espectador de tantos escenarios diferentes