POR EL CAMINO DE SANTIAGO.

Como muchos saben, y no deja de ser obvio, por el Camino ocurren muchos pensamientos, en él hay mucho tiempo para pensar, especialmente si uno va solo. El pensamiento define al hombre, si bien el sentimiento le acompaña, y el mismo deseo les sigue en por o incluso les precede, según sea su fuerza o impulso inicial. Pensar es reflexionar, meditar, es recordar el pasado y proyectar hacia el futuro; es también amar, y temer; el pensamiento es con frecuencia plegaria u oración, o arrepentimiento. Lo que sigue son reflexiones hechas, no tanto sobre sino por el Camino de Santiago, entresacadas del diario más extenso, escrito desde junio de 1994 hasta junio de 1997, suscitadas por quién sabe qué momentánea experiencia, recuerdo o preocupación. Sobre todo esto último, lo que nos preocupa es lo que nos da qué pensar. En resumen, el Camino como búsqueda de soluciones a nuestros problemas existenciales y de respuesta a las preguntas más fundamentales que puede hacerse el hombre. ¿No es esto la vida misma? El Camino también, como compañero de intimidades, que es decir amigo y mentor, y aún mucho más.

Según el propio autor, estas notas o reflexiones, no fueron escritas, inicialmente al menos, para nadie en particular. Y continúa diciendo que “a lo más podrían considerarse como <<notas a mí mismo>>. Es este sentido pueden servir para recordar y, ¿por qué no?, compartir algo del esfuerzo y recompensas que fueron vividos en su momento.