ON GLORY ROADS

Las peregrinaciones constituyen una iniciativas ancestral y una poderosa atracción psicológica que cautiva a multitudes hasta santuarios situados en la ribera de un río, en la cumbre de alguna montaña o en algún desierto solitario, y de las que la salida del sol, la luna o las estrellas, los equinoccios, solsticios y la posición de los planetas se erigen como indicadores temporales. Incluso podría sostenerse que las peregrinaciones son, en su más amplia definición, una de las pocas prácticas rituales humanas compartidas en el ámbito universal y que surgió de la misma oleada evolutiva que ocasionó en el hombre la tímida conciencia del mundo.

Hoy en día se puede atestiguar se carácter de práctica viva en las Américas y en Europa, en Asia y en África, en Rusia y en todo el mundo. Cada año, cuatro millones de personas, muchas de clase media con estudios, se dirigen a lourdes, otros dos millones, tanto con estudios como sin ellos, viajan anualmente a la Meca, diez millones de peregrinos visitan lugares determinados del Ganges en periodos concretos, y muchos de los 647 millones de hindúes, 295 millones de budistas, 175 millones de cristianos evangelistas y numerosos judíos repartidos por el mundo asegurarían que se encuentran en un continuo peregrinar. Del mismo modo, actualmente los turistas laicos también podrían utilizar el término peregrinación para describir los lugares a los que sus viajes los conducen inexplicablemente. Como Herman Melville cuando subió a la Acrópolis, estos supuestos turistas sentirían simplemente cómo la forma en que un monumento se asienta en el paisaje entre dos montículos que proporcionan un mayor sentido a la estructura en sí.