LES RAISINS DE COMPOSTELLE

Dice la tradición: tras la dispersión de los apóstoles de Cristo, Santiago el Mayor desembarcó en un pequeño puerto de la actual Galicia con el fin de evangelizar España. Ese pequeño puerto, Iria Flavia, que se convertiría en Padrón, hoy una ciudad alejada del mar, fue un punto de partida de su predicación.

Algunos años más tarde regresó a oriente. Después de su martirio, el cuerpo del apóstol fue embarcado en Jaffa y, tras un viaje casi milagroso, llegó de nuevo a Iria Flavia.

Dos discípulos de Santiago, Atanasio y Teodoro, fueron sepultados con él tras haber guardado su sepulcro durante mucho tiempo.

Un tanto olvidados durante las persecuciones romanas, los restos del santo llegaron a un lugar relativamente cercano a Padrón, lugar revelado por la aparición de una estrella: el Campus Stellae, o campo de la estrella.

Es en esta nota poética donde finalizan los relatos tradicionales y comienza la historia: se construye una iglesia en torno a dichas reliquias, posteriormente se erige una ciudad que será Santiago de Compostela.

Es agradable apreciar que la etimología, que tal vez se divierta jugándole malas pasadas a la poesía, quiera que Compostela venga de Compostella (cementerio) y no de Campus Stellae. Pero, después de todo, ¿no es Compostela el lugar de reposo del Apóstol señalado por la estrella?

Desde ese instante se impuso la peregrinación y pronto se hizo famosa. Uno d elos primeros nombres que aparece en la inmensa lista de peregrinos es el de Godescalc, obispo de puy. En 950 comenzó, con un grupo de amigos, una peregrinación que, sobre todo en aquella época, no era precisamente un viaje de placer.

Durante más de mil años el Camino de Santiago ha conocido un éxito sin precedentes en la historia de la cristiandad. Y la peregrinación continúa…

Ficha técnica

Autor
Bernadac- Jean
Sección
XV
Número de Libro
29
Idioma
Francés
Año de Publicación
1988
Editorial
Val de Loir S.A.