Sí finalmente usted decide emprender el Camino, le conviene prepararse para todo tipo de prodigios porque esta ruta maravillosa está empedrada de sucesos poco corrientes, por no decir increíbles.
Santo Domingo de la Calzada, una gallina canta después de asada; un muchacho que fue ahorcado por el resentimiento de una mesonera lasciva es descolgado con vida cuando sus padres regresan de Compostela.
Cerca del monasterio de Leyre, un joven se queda traspuesto mientras contempla a un pajarito; cuando regresa al monasterio nadie le reconoce; la siesta ha durado trescientos años.
En las proximidades de Sangüesa una infanta navarra que fue lanzada al río atada de pies y manos, es salvada por la virgen de Rocamador.
En Villamayor, un pastor se queda manco por tirar una piedra que va a parar, imprevisiblemente, al brazo de una cruz oculta; la cruz, sin un brazo, que aún se conserva, había sido escondida en los matorrales por el rey Sancho I Garcés para que no fuera profanada por los moros.
En Logroño, San Bernardino resucitó a un niño caído de los brazos de su madre cuando escuchaba embobada el verbo del santo de Siena.
Los prodigios no faltan, los peligros acechan pues hay gente de duro corazón que no respeta al peregrino y muchos peregrinos que no respetan ni a su alma."