HIJOS DEL TRUENO.

El subtítulo de este libro nos pone en camino de lo que vamos a encontrar en su lectura, mitos y símbolos que sirven para responder a muchas de las preguntas que el autor se hace para intentar dar respuesta a las mismas. ¿Quién está en Santiago? ¿Acaso Prisciliano? ¿O un mago Merlín? Pues al fin y al cabo el viaje es muy antiguo y el mito y la mística no dejan de ser una fuerza dispersa que lo impregna todo: la música, el camino, la literatura, los objetos y símbolos y un largo etcétera e intenta dar veracidad y experiencias que el Camino ofrece, desde tiempos de su traslación a Galicia hasta los tiempos actuales del siglo XXI. El texto nos adentra en las nuevas y viejas rutas en nuestros días como la vida real y activa que el Camino ofrece. Al autor le debe gustar el Camino de Santiago porque es también autor de una novela ambientada en el Camino y se nota en el interés y la narración que nos trae en este libro en el que deja sentir la fuerza mística dispersa del Camino y que tiene su sentido en que está habitado por personas, por mucho que eleve el tiro a la hora de mostrar los capítulos que para él no deja de ser otra cosa que la vida real y activa que el camino nos ofrece.